Estaba dejándome ir entre la brisa y
sus remolinos como las hojas que desde el aire buscaban sentir el cielo y la rama
abrazar la nube, así me iba yo y mis labios hacia los tuyos.
Sentada debajo de algún árbol veía como con el sol la primavera se adueñaba de toda senda. Y en aquel parque las ramas eran transeúntes que tomaban vida por el vestuario y los colores propios de abriles.
Lindo día mientras reloj, ahí vas girando. Y en este claro contemplar me sonríen las flores entre arboledas. Hierba vistes un traje verde esmeralda y con tanto silencio yo casi escucho como tus tallos van vacilando por tanto viento. Silencio que va enterrando el sol por su esplendor y su silbido le quita el sueño a la ciudad que era sombra.
El aire se torna azul y vuelvo mi cara hacia los tulipanes y al otro lado los robles rojos. Y por unos instantes estuve sentada bajo aquel árbol mirando aurora aparecerse y mariposas en aleteos. Alguna causa me llevo a aquella barandilla a ver las rocas como en la orilla esperan olas y como los pétalos son el bordado que adorna ahora aquellos tallos.
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