¡Es otoño!

Porque al viento no se le mira a los ojos
extingue al verdor y envuelve con hojas.
Mientras en tren  parten sueños rotos
el cielo le susurra al viento ha llegado el momento.

Porque sin preguntar despierta al recuerdo
y deja al almendro desnudo hasta el hueso.
Otoño grita la hoja dorada y seca.
Mirada quiebra en un horizonte de ramas.

Porque enmudece en gestos el sol
aunque la tierra le clame por besos.
Y la brisa se lleva todo hasta al analfabeto
aquel que huye del paraíso escondido en el pecho.

Porque enreda al bosque y al cerezo
y queda desierto atado a un pálido cielo.
La luna que de a poco se borra del cielo cada mañana
y el árbol  que busca el poco calor que le queda.

Porque la nostalgia nos embarga cada pensamiento
como caricia suave a nuestro tacto
Otoño siembra suspiros en los labios
aquellos que rezan cada noche por abrazos.

Porque la poca luz aparece roja
en el árbol que deshoja.
Otoño es en esta ciudad
que baila con las hojas.