Un millón de estrellas las que en tu piel habitan y por satélites, tus lunares. El sol se esconde en tu pecho y los asteroides siempre en movimiento, son tus sentimientos queriendo sustraer del tibio astro su color. Constelaciones turquesas se dibujan en tu cielo nocturno. Pestañeando las auroras y al ver el tiempo en ti ir desvaneciendo fui a tus ojos que por su brillo me encandilaron y mi nave quemaron.
Abrí mis alas explorando tu meridiano tropecé y de tantas vueltas a tu boca yo fui a parar. De electromagnetismo entendieron nuestros labios, polos opuestos que de manera loca se van deseando cuando se acercan. No preciso más que un beso para jugar en tu noche entera y con mis manos grabar cada átomo que escapa de tu gesto y geografía.
Ramos de pensamientos y como fruto los deseos en la atmosfera. Por instinto las manos van diciendo más en silencio que las palabras que entona una voz. Por las rutas como ciegos vamos tentando a oscuras, en su desnudez nuestros planetas tiemblan y nuestras almas en exacta geometría.
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