Los miedos que me acorralen van a quedar como tortugas boca arriba con el rugir del latir. Tal vez hay que olvidarse de entender al mundo y vivir al revés. Venían caminando hacia donde mi las quejas, la pereza y yo gire en sentido contrario hacia el universo de los colores allá donde brilla el sol. Qué no se derrita la piel solo los lamentos.
En el camino tocar en ramdom besos y si hay suerte que los conduzca el sol a cada una de mis mañanas, caricias que grita el viento, gotas de resiliencia, caracolitos haciendo eco de todos los sueños, bosques que arropen y alimenten, rojo cobrizo robado a ocasos y que calienten. Despertar y entre aromas: tu piel; saltar entre ramas: verdor y todas tus palabras; nadar hacia arriba entre cataratas buscando las llaves de tu alma. Llegar al puente desde donde se ve la corriente de los anhelos, la vida y las fotos para volver a saltar y que me ayude el viento en mi siguiente barco de papel.
Estaba sentada con mi guitarra en la escalera hablando con mis sentidos, decidí esperar para apoyarme en tu mirada y que me llevaras lejos de aquí. Y llegó una caravana de letras y un carrusel de arpegios. Debajo del alero estaba yo y se unieron grillos y cigarras.
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