Cierran cortina las nubes y alumbran los dragones con furia el cielo. Salieron de algún bosque, miraban entre hojas que todo oscurecía. Llamas por sangre, casi garras en las venas cuando desbordaba la noche negro. Latiendo gigante, un corazón animal está allá arriba, dejando salir lo que quema adentro. La ciudad se encandila cuando huellas dejan en las avenidas, en la cúpula raíces brillan. Retumban llanto y fantasmas de ganas. Suspiran alamedas antes de ir al suelo. Algunos le abrigan unas manos y a otros los brazos le apoyan la cabeza que mira por ventanas. Ruge la pasión junto al momento o ronda la memoria por los cementerios.
La playa parece nido de las tempestades, puerto de llamas. El viento enredado baja en picada y choca contra las paredes. No arrugan los ojos, se pelean las pestañas cuando las gotas empapan la cara. Nostalgia y remolinos vienen en carabelas que encallan en nuestras habitaciones. Emprendieron el vuelo los dragones cuando las nubes de luto vistieron. En la guerra, iracundas las olas y con fuerza el planeta llora cuando se ausentan por mucho sus estrellas.
Afuera aroma de horas que se mojaban. Se agotaron el fuego y las balas. La niebla nos invadió, mientras se preparaba la aurora. Se asomó el arcoíris en canciones con colores de alguna primavera que voló. A dormir los dragones después de encender las ventanas y despeinar los sueños. Volvió el sol y el cielo celeste con algodones secando espejos y las alas. La ira, las sabanas y la tormenta: era.
1 comment:
Suena a la cuartillas de Nostradamus... ¿que quieres decir?
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