Sunday, December 02, 2012

Veintisiete


De psicología a la inversa, un lápiz que escribe y que escribe.
De una cicatriz que abre y que cierra. 
Ojos que le han clavado unas alas, puño cerrado y alma abierta.
Verbos que se conjugan en todos sus tiempos.
De un mundo donde gobierna el latido, línea que se va trazando sin regla.
De segundos antes de morir.
Días que anochecer temen, película sin libreto.
De palabras que a veces  tienen mucho peso. 
Susurros que se abrazan a unos oídos, inercia intermitente.
Estrella en desvelo que se amarra al amar. 
Horizonte que se pregunta cuándo va atardecer, paladar esclavo.
De tsunamis impredecibles. 
Hombros que encogen ante un tornado de líos, viajes que pasan en un pestañear.
De la incomprensión que crece. 
Eternas moralejas, cuadernos que acarician suave la palabra.
Minutos que abandonan el reloj. 
Preguntas que renunciaron a su respuesta, versos en efervescencia.
Huellas o reminiscencia.
De pulsos que echaron a ganar nunca a perder, flores tiradas al cielo.
Veces que se extiendio el brazo sin miedo a que el color le incendiara.
Lienzos donde la luna es azul y el sol es la luz.
Gritos que desgarraron por dentro por no tener oídos en los que entrar.
De mezclar insomnios con amaneceres.
lluvia en las que bailo y una guitarra en la ventana.
De la autoridad de la ausencia y las efímeras presencias
Noviembres soplando fuerte las velas.
Veintisiete líneas escritas en el aire por las hojas de otro otoño. 

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