Tuesday, November 20, 2012

El libro y el espejo

Este es el “érase una vez”  de  una suma de instantes y un deseo que con los días fue trepando las venas... Sin intención de embriagarlos con cursilerías pero sin garantía de la ausencia de estas, les cuento que... A Camila le despierta el sabor de la mañana y le arropa blanca soledad. Un día siempre es volver a empezar, los detalles que muchos obvian le despierta todos sus sentidos. Vive como la luna entre dos, cómo un otoño de colores vivos que mueren en un vendaval. Sus días soñaba que terminaban en las noches de un personaje sin rostro. Con sus vestidos estampados de dulces enigmas; la parsimonia exhala en cada gesto menos en su caminar, rápidos pasos parecidos pero no iguales a fantasmas.  

Rebelde deseo de ignorar el precipicio al que le empujan las masas. Lo que evita siempre termina por desnudar hasta sus ganas, como no perderse en la rima o en la monotonía floral de vulgares baladas. Fugarse por la vereda que dibuja el cielo en acuarela es un domingo cualquiera de los calendarios que a veces viven a Camila. La naturaleza y su belleza  hasta sus pestañas le embarga, cruza horizontal su mirada, va tejiendo el viento en su garganta los suspiros y el deseo de compartirla que en su voz agoniza.

Sentarse una tarde en el campo era recorrido por la historia y geografía de los pueblos que le narraba e ilustraba en detalles su abuelo, se iba volando, el brillo en sus ojos y se tatuaba en su piel un bronceado y el tenaz deseo de más saber. Aun se traslada a esos días cuando le aprieta la nostalgia y en su memoria atesora algunas imágenes y palabras de esos viajes de origami papel... “Nunca dejes de soñar, que nadie te impida volar, recuerda andar ligera de equipaje y que el saber nunca pesa...”

En sus huesos desde hace mucho reside el arte de escuchar como los tigres que duermen en su sangre, sensible que con solo mirar sabe la verdad de un corazón que ondula o que enfría. Ese afán de secuestrar sus sentidos amigo desconocido de saltar con sus historias del hombro hasta su oído. Escribe porque pocos les escuchan y nadie la entienda, solo papel testigo de que a oscuras le invade la locura como explicarle a un amigo lo mucho que echa de menos a alguien que quién sabe si existe pero que pasea en sus sueños y sentidos como seis gotas de rocío, de la magia del olvido y de su pasado sombrío. Camila sabe que lo roto está roto, a Camila muchas guerras le nacen desde adentro quizá por eso su ceño fruncido...

Marcas de cuaderno en la sien y su corazón albergando tanto verso, bosque y poco es el sentido, por su personaje de  libro, por las noches sin abrigo, por madrugadas sin tino. Qué fácil en un sueño llegar al cielo o habitar entre las páginas de un libro. Buscando y quién sabe cuántas veces habrá confundido el amor o un sueño con sus días, espera y espera y se muda por segundos a relojes de arena, ingenua como Julieta que espera en el balcón su Romeo.

Camila se había quedado dormida junto a sus libros y su espejo.Tardó un rato en percatarse de su reflejo. Exhala confusión como yo ahora.
- ¿Es esto un sueño?
No sé si esto es sueño o reflejo de un sueño.
-¿Por qué me miras a mi?
No sé y quizás nadie podrá saber, quizás porque pareces una antigua versión de mi ser.
Nunca recuerdo como terminan mis sueños, nunca le encuentro un final a mis historias. ¿Por qué me miras tu a mi?

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