Se ha ido otro weekend agridulce, un gran bocao del vivir. Se consumen las horas, se consume la piel y siempre esperando que los suspiros no se lleven el alma. Va aprendiendo uno a pestañar, ignorar, caminar, saltar, reir... y que hasta llorar es necesario cuando siente uno que duele el alma y llamémosle alma porque no tiene ubicación en nuestro universo, en nuestra estatura, en nuestra caja, porque al norte la evidencia de que existimos y al sur marte o venus...aunque los cientificos en su afan digan que pesa 21 gramos y tengan coordenadas... Llamémosle alma.
La intensidad de ese dolor quizás no tiene comparación, me parece una ulcera en el estomago por donde se quiere escapar todo hasta dejar solo el disfraz. Y me arropa el frío...y se esconde el viento aunque inocente luego de 35º.
Y llega la frase obvia despues del mignight llega el día, pero me llena un poco de esperanza siempre porque viene el sun, porque el sitio donde estaré le quedan muchas puertas por abrir, porque ya me tocará cruzar el miedo y lágrimas secas, porque ya me tocarán rosas sin espinar mis dedos.Tocar el cielo y regresar.
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